Ubicada en una concurrida calle comercial, atractiva para clientes y, lamentablemente, también para ladrones, una joyería sufrió un golpe devastador. Un día, en cuestión de minutos, un grupo de ladrones rompió las vitrinas y se llevó una gran cantidad de joyas valiosas. El sistema de alarma instalado en su establecimiento no era el adecuado para un negocio con artículos de tanto valor. Tras el incidente, quedó claro que el dueño de la joyería no conocía los distintos grados de protección en alarmas.
En Tecnoser Seguridad, entendemos la importancia de una protección adecuada para cada tipo de propiedad. Si quieres conocer los distintos grados de protección en alarmas y seleccionar el sistema más adecuado para tus necesidades, ¡sigue leyendo!
¿Qué son los grados de protección en alarmas?
Los grados de protección en alarmas representan una clasificación que determina el nivel de seguridad que una alarma puede ofrecer en función de las necesidades y características del lugar a proteger. Esta clasificación tiene en cuenta factores como la complejidad de la instalación, la resistencia a manipulaciones y sabotajes, y la capacidad del sistema para detectar y responder a intentos de intrusión. Cuanto mayor es el grado de protección, más sofisticado es el sistema, lo que lo hace adecuado para proteger propiedades con mayores riesgos o valor.
Es fundamental que la elección del grado de protección se base en un análisis cuidadoso de las características y vulnerabilidades del inmueble, asegurando que el sistema seleccionado brinde la protección necesaria para prevenir intrusiones y proteger adecuadamente los bienes y personas. En este contexto, es importante que el sistema de alarma sea instalado y mantenido por profesionales cualificados. Solo con técnicos o empresas de confianza se puede garantizar que la alarma cumpla con los estándares de seguridad adecuados, ya que una instalación incorrecta o la elección de un sistema inapropiado podrían comprometer la efectividad de la protección.
Clasificación de los grados de protección
Los sistemas de alarma se dividen en cuatro grados de protección, que indican el nivel de seguridad que ofrecen, ajustándose a las necesidades y riesgos específicos del entorno donde se instalan.
Grado 1: Bajo riesgo
Las alarmas de grado 1 están diseñadas para entornos con un riesgo mínimo de intrusión. Su función principal es disuasoria, ya que emiten una señal acústica cuando detectan movimiento, pero no están conectadas a una central de alarmas ni a un centro de control. Al no contar con esta conexión, cualquier acción frente a una intrusión depende directamente de la persona que se encuentre en el lugar, si es que hay alguien presente. Este tipo de alarmas suele ser de bajo coste debido a la escasa seguridad que ofrecen.
Grado 2: Riesgo bajo a medio
Los sistemas de alarma de grado 2 son los más comunes, especialmente en viviendas y pequeños negocios. Estos sistemas están conectados a una Central Receptora de Alarmas (CRA), lo que permite una respuesta inmediata por parte de profesionales en caso de intrusión. Además de las funciones básicas de detección, suelen incluir características adicionales como cámaras de videovigilancia y sensores avanzados. Aunque requieren una inversión inicial mayor, ofrecen un nivel de protección más robusto, adecuado para propiedades con un riesgo moderado de intrusión.
Grado 3: Riesgo medio a alto
Las alarmas de grado 3 están destinadas a establecimientos que necesitan un alto nivel de protección debido al valor de los bienes que contienen o a la naturaleza de su actividad. Estos sistemas incluyen medidas avanzadas contra sabotajes, como una doble vía de comunicación y tecnologías para evitar la inhibición de señales. Son ideales para lugares como joyerías, farmacias y otros negocios donde la seguridad es fundamental. Aunque son más costosas, proporcionan una seguridad mayor que las de grado 2, asegurando una protección continua incluso en caso de intentos de manipulación.
Grado 4: Alto riesgo
El grado 4 es el nivel más alto de protección y está reservado para instalaciones que enfrentan un riesgo extremadamente alto, como instalaciones militares, almacenes de explosivos, bancos centrales, y otros lugares críticos. Estos sistemas están diseñados para resistir ataques sofisticados y garantizar la continuidad del servicio, incluso bajo condiciones extremas. Incorporan múltiples capas de seguridad, como energía de respaldo, comunicación redundante, y protecciones avanzadas contra sabotaje. Debido a su complejidad y coste, este tipo de alarmas es utilizado únicamente en entornos donde la máxima seguridad es imprescindible.
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